miércoles, 13 de mayo de 2009

Casi me estampo cuando a la mitad de la calle al manejar apenas y noté que no habia nada, la calle estaba cortada como si se tratar de un trozo de pastel.

Me bajé, puse las luces intermitentes y cual no sería mi sorpresa al ver que la defensa del coche estaba a unos centimetros de aquel enorme barranco.

Del otro lado no habia nada, la oscuridad se tragaba las luces del coche y no se podia ver tampoco que tan profundo era el foso.
Intenté arrancar el auto y no funcionó.

Me quedaría ahí. Esperando, ni loco comenzaba otra historia de Silent Hill.

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