viernes, 22 de mayo de 2009

De Benedetti y otros italianos...

Cuando estudiante(antes que empiecen:hace sólo 2 años), un conocido de la universidad estaba -según él- profundamente enamorado de una güerita (rubia, aja) de mi generación. Él estudiaba Derecho (tal para cual) y un buen día se decidió a cortejar a la chica en cuestión. Para ello le hizo llegar algunos regalos que no tenían remitente, y entre ellos iba un poema, cuyo título desconozco.

Al leer los versos ella exclamó: “Tengo un pretendiente que me manda poemas, ¡qué emoción! Se me hace que es italiano, se llama Mario Benedetti”.

Aquella güerita (en toda la extensión negativa de la palabra) también fue famosa por dejar a su perro en el coche mientras presentabamos un examen. Al terminar irían al veterinario, pues la mascota estaba enferma. El can murió, y es que se quedó en la cabina -con las ventanas cerradas y un sol de Xalapa en verano- durante más de 2 horas.



Una más. En mis tiempos, el acceso a los salones de computación sólo se permitía al presentar la credencial vigente (con FOTO), o si el clerk era buena onda y era uno de tus valedores, cualquier otra identificación. Pues bien, la güerita esta olvidó su credencial en una ocasión, pero un amigo suyo se dio cuenta y le hizo favor de recogerla. Cuando él se la entregó, ella, muy agradecida, respondió: “¡Cómo supiste que era mía!”



PENDEJAAAAAAAAAAAA!

3 comentarios:

Lucy dijo...

No mams... ¿mato a su perro?... que poca madre

¿A qué viene todo esto? jaja

La chica de la farmacia dijo...

Jajaja! Es genial esta entrada, aunque es triste saber que aún existen personas así.

¿No crees que haya cambiado luego de "DOS" años? Quizá debamos darle el beneficio de la duda ¿no?

Naaaaaaaaaaaaa, no creo :D

Paloma hoy descansa en pantuflas en un feliz feriado :)

Un abrazo Nocturne!

Louis du Pointe dijo...

las personas nunk cambian