sábado, 16 de octubre de 2010
Recuerdo la oscuridad de una sala de cine y tu cuello eterno latiendo bajo mis labios. Si cierro los ojos, es la primera imagen que aparece al recordar los días junto a ti. Hace tiempo que descubrimos que bailamos a ritmos distintos y yo sigo volando en solitario sin parar en ningún puerto; pero eso no impide que todavía seleccione con el máximo cuidado mis palabras al imaginarte, mientras sonrío y afirmo que a nadie he amado más. Sigo marcando este día en rojo, como una fecha importante, fundamental en mi vida, del mismo modo que me estremezco una determinada mañana de diciembre. Y tengo la certeza de que no dimos ningún paso en la dirección equivocada, simplemente recorrimos un camino que nos llevó a destinos diferentes pero necesarios para ser las personas que hoy somos. Por eso hoy de nuevo me asomo a la ventana y te envío mis abrazos más largos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Un texto precioso, Mr. Y un sentimiento más bonito todavía.
Un beso.
LADY JONES
Qué lindo poder recordarla así, con la certeza de que si los caminos se bifurcaron, fue porque eso era lo mejor para ambos. Creo que de esa forma el amor se convierte en más puro.
16 de octubre, una mañana de diciembre... días de otoño llenos de recuerdo. Me gusta eso.
Becho y abacho, hermanito :)
Publicar un comentario