lunes, 18 de junio de 2012

El teléfono sonó distante, a kilómetros y kilómetros de distancia, allá, en la lejanía la voz de mi amiga me disparó la noticia, a bocajarro, de golpe.

Alfredo, lo conocí brevemente en aquella época en que estudie informática, por ahí del 2000, el ya había estudiado Derecho, era abogado, y durante el tiempo que estuve en esa facultad hubo muchos episodios de amistad y camaradería con los compañeros de ahí, me divertí y aprendí a convivir en el mundo universitario, donde la pluralidad era marcada y donde todos teníamos algo que opinar.

Recuerdo que en las múltiples reuniones escolares y al pasar el tiempo, conoció a una chica: Andrea, muchos años más chica e inexperta que él, pero una buena chica al fin, se hicieron novios como todas las parejas normales y yo dejé informática para irme a la facultad de Idiomas.

No volví a verlos.

Con el tiempo, conserve la amistad via electrónica con otros compañeros que me contaron que ya al final de su carrera en Informática que se habían casado, que Andrea se había embarazado y que luego tendrían otro niño.

La voz sonó fria al otro lado de la linea, era la señora Roble, contándome que a Alfredo le habían disparado en uno de los tantos caminos rurales cerca de la ciudad, lo asesinaron. Andrea había recibido una bala que le destrozó la columna vertebral. Los niños resultaron ilesos.

Recordé que el país está en una guerra, que cada vez, se acerca más...

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