miércoles, 29 de agosto de 2012

Querida Isabel Daza



 A veces me siento como si hubiera nacido en esta playa.
En algún lugar, entre la longitud y latitud de un espacio abierto y a distancia varado aquí. No importa lo duro que se correlacionan, sigue siendo una singularidad, un punto alfa en mi vida que rechaza toda hipótesis.
Vuelvo cada vez para  dejar marcas frescas que espero, en la plena luz de mi desesperación, se conviertan en una nueva perspectiva de mi interior.
Querida Isabel Daza, las gaviotas no aterrizan aquí nunca más, me he dado cuenta de que este año, parece que huyen del lugar. Tal vez sea el agotamiento de los pescadores o la pesca incontrolada  lo que las ha alejado.

O tal vez soy yo.

Cuando llegaron por primera vez aquí, ****** escribió que todo el ganado vacuno  y sus vaqueros eran de la más baja de las miserables clases  que pueblan estas costas de Veracruz. Trescientos años más tarde, ya no hay nada en estas cosas que alguna vez fueron un territorio importante de la Nueva España.
Querida Isabel Daza. He perdido la cuenta del tiempo que he estado aquí, y el número de visitas que he hecho en general. Sin duda, los puntos de referencia son ahora tan familiares para mí que tengo que recordarme a mí mismo para poder  ver realmente las formas y figuras en frente de mí. Podría tropezar a ciegas a través de estas rocas, los bordes de los precipicios, sin temor de perder mi paso y caída hacia abajo en el mar.
Además, siempre he considerado que si uno va a caer, es fundamental al menos tener un ojo abierto.
Querida Isabel Daza. La mañana después de que llegué a la orilla, la sal en mis oídos, la arena en la boca y las olas siempre en mis tobillos, me sentí como si todo hubiera conspirado para este último naufragio. Yo no recordaba nada más que agua, piedras en mi vientre y mis zapatos me amenazan con arrastrar a bajo donde sólo los más apáticos de los seres nadan...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ohhhhhh...

Y este no es más que el comienzo de un último naufragio. Ese por el que el universo conspiró, trayéndote de regreso.

Me agrada.

Un beso, teacher.